jueves, 19 de noviembre de 2015

ETNOEDUCACION EN LOS GRUPOS ETNICOS


Educacion  wayuu


Para el pueblo Wayúu, la educación inicial es un proceso permanente, señala Jairo Nieto, Coordinador del Proyecto. "La formación empieza desde que el ser está en el vientre materno y va hasta que cumple los siete años. Está determinada por el arraigo cultural. En esta etapa la responsabilidad corresponde básicamente a la familia y a la comunidad.

Durante la educación inicial (Ekirajaa sulu'u wakua'ipa -Educación Propia-) se le brinda al niño un espacio en donde se desenvuelve libremente, de acuerdo con su contexto cultural. Él aprende, asume su rol dentro de la comunidad y participa en las actividades de su cultura; es el tiempo para iniciarlo en su vocación. Por ejemplo, ser palabrero (el Pütshipü, quien maneja la palabra) o ser Oütsu (médico tradicional).

En estos primeros siete años, la persona wayúu se define por dos parámetros: la identidad y el respeto. Aquí entran cuestiones como el dominio del idioma y de sus competencias étnicas (ser, hacer, tener y saber). "Lo importante es que ellos definen esta etapa como una educación propia para ser wayúu, responder como wayúu, comportarse como wayúu, ver como wayúu y entender como wayúu", afirma Nieto. "Es una relación de pertinencia, un proceso que corre a cargo de su familia y su comunidad y un ejercicio de la autonomía como pueblo", añade Juana Vargas.

Afrocolombiana



Al interior de las comunidades Afrocolombianas la etnoeducación también debe asumirse como el reconocimiento a los Afrocolombianos e indígenas del derecho a una educación integral que enaltezca su identidad étnico cultural, garantice un servicio educativo eficiente, proporcione los conocimientos para comprender la realidad comunitaria, nacional y mundial, capacite en el manejo de la técnica y la ciencia, y prepare a la juventud para saber y poder aprovechar y explotar racionalmente sus recursos naturales y económicos dignificando sus condiciones de desarrollo humano.

La etnoeducación debe ser una estrategia que posibilite al gobierno la prestación de la atención especial que urgen las etnias Afrocolombiana e indígenas, para la eliminación del racismo y la discriminación racial que afrontan de parte de la etnia blanca (hispano-indígena) dominante.

Gitanos


La fragilidad económica actual del pueblo rom de nuestro país está relacionada en parte con su contacto mínimo con la educación occidental, ya que dentro del imaginario del rom la escolarización de los niños y jóvenes es perjudicial para la pervivencia de su identidad cultural y, especialmente restringe sus movilizaciones tradicionales. Por esto, es común observar que entre los adultos rom hay muy pocos con algún nivel de escolaridad y los niños cursan, generalmente, hasta cuarto o máximo sexto año de educación secundaria, mientras que las niñas no pasan del cuarto año de educación primaria, ya que se retiran de la escuela tan pronto los adultos perciben los primeros signos de pérdida cultural o lingüística en sus niños. Esta situación causa que haya muchos jóvenes sin oficios claros en su comunidad, ya que cuando alcanzan la edad productiva ya han perdido cuatro o más años, pues durante este tiempo el joven no ha podido ni afianzar sus raices ni cultivarse intelectualmente, lo cual lo pone en una desventaja clara frente a la vida laboral. Para las mujeres la situación se hace aún más compleja, ya que ellas pasan toda su adolescencia en el seno de su familia esperando a ser pedidas en matrimonio y mientras a los hombres les es permitido casarse con mujeres no - rom, a las mujeres se les restringe al máximo el contacto con otras culturas, por lo cual hay muchas mujeres solteras en la actualidad dentro de la comunidad.
El problema central al que se tiene que enfrentar la comunidad rom, no radica solamente en la falta de políticas que se vean reflejadas en una mejor calidad de vida a nivel socio-cultural y educativo para el grupo, sino, principalmente, en la falta de herramientas para enfrentarse a la lógica capitalista que promueve el individualismo, la competencia y deseo de acumulación material, la inequidad y el egoísmo, entre otros. Es de resaltar la tenacidad con la cual la cultura rom ha logrado subsistir a lo largo de un peregrinaje de siglos, teniéndose que enfrentar a diversas circunstancias, sin por ello perder su esencia y autenticidad, ya que su arraigo va mucho más allá de lo material, en un suelo dado, sino que es mucho más profundo: consiste en una conciencia de los valores sociales y humanos. Esta es una enseñanza que nos sería de mucha utilidad para replantearnos hacia dónde vamos como humanidad en esta era de la globalización.
Programa etnoeducativo en Colombia


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